El sector de bienes raíces presenta en el país un destacado crecimiento en las dos últimas décadas. Desde el Centro de Exportación e Inversión de República Dominicana (ProDominicana) citan que la construcción de edificaciones residenciales y no residenciales, obras de ingeniería civil, así como los servicios especializados de apoyo a esa industria, han consolidado esta actividad como una de las de mayor incidencia en el dinamismo de la economía local.
Este renglón de la economía también es impulsado por iniciativas privadas en el desarrollo de proyectos inmobiliarios de mediano y bajo costo, establecimientos comerciales, la expansión de la oferta de unidades hoteleras y las inversiones para la diversificación de la matriz de generación de electricidad. Sin embargo, nuevos retos hacen frente a esa industria, destacando entre ellos el cambio climático.
Un estudio de la firma Virtus Real Estate detalla los efectos directos y permanentes de los fenómenos atmosféricos en propiedades individuales: esto incluye aumentos del nivel del mar y otros cambios destructivos que cambian fundamentalmente el mercado.
Estos son los tipos de escenarios que muchos inversores primero consideran cuando piensan en el clima cambiante, pero también son distantes y poco claros en el horizonte temporal. No obstante, República Dominicana cuenta con tecnología que busca dar un panorama preciso sobre cómo los eventos meteorológicos podrían impactar infraestructuras a nivel nacional.
Se trata del Blue Spot, una tecnología que inicialmente se elaboró para fortalecer la resiliencia del transporte frente a desastres naturales, pero que se prevé sea utilizada en otros sectores como la construcción. Así lo explicó a Forbes Katharina Falkner-Olmedo, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en República Dominicana.
La metodología surge como respuesta a la necesidad urgente de prepararse para los efectos del cambio climático en la infraestructura y la población dominicana. La tecnología, creada conjuntamente por expertos del organismo internacional y locales, así como especialistas en cambio climático, permite proyectar y priorizar intervenciones para mitigar los impactos negativos del cambio climático en las obras del país.
Esto se logra mediante un análisis detallado de los posibles impactos de los fenómenos atmosféricos en construcciones públicas, como puentes y carreteras, y la identificación de aquellas estructuras que serían más vulnerables o tendrían un mayor impacto negativo en la población.
Uso de la herramienta
La tecnología Blue Spot ofrece un gran potencial para transformar la forma en que se planifican y construyen proyectos, tanto viales como de bienes raíces en República Dominicana. Al permitir una mejor comprensión y anticipación de los riesgos climáticos, podría ayudar a los desarrolladores inmobiliarios a tomar decisiones más informadas y estratégicas, reduciendo la vulnerabilidad de las inversiones ante eventos climáticos extremos.
En otras palabras, resalta la importancia de adoptar una mentalidad proactiva hacia la adaptación, las tomas de decisiones se centran en proteger las inversiones y promover la sostenibilidad a largo plazo, contribuyendo así a un desarrollo urbano más resiliente y seguro, tomando en cuenta que en el país, la demanda inmobiliaria y habitacional gira en torno a diversos núcleos de la geografía nacional tanto en el área urbana como turísticas.
Blue Spot es único no solo en el país, sino a nivel regional. Su éxito ha llamado la atención de otros destinos, con seis naciones expresando interés en adoptar esta metodología para fortalecer su resiliencia ante el cambio climático, reveló Falkner-Olmedo.
Utilidad de la tecnología
Blue Spot es una metodología que contribuye a la toma de decisiones con base en análisis espaciales y económicos para identificar los activos más críticos y vulnerables, así como las mejores opciones de inversión para aumentar el rendimiento y la resiliencia, haciendo frente a la incertidumbre sobre las amenazas de origen natural y climáticas futuras.
Desde el BID señalan que está diseñado para priorizar inversiones y ha permitido abordar una necesidad urgente del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC): la estimación de los daños y pérdidas causados por fenómenos naturales, en particular huracanes, disturbios tropicales y vaguadas que afectan al país.
Esta estimación se realiza a través de la recopilación de datos en campo realizada por los técnicos del ministerio y la integración de información clave sobre costos de reconstrucción y reparación según la magnitud de la afectación. De esta forma, la metodología se ha convertido en una herramienta aún más relevante para el MOPC, al proporcionar información que permite cuantificar el impacto económico que tiene sobre la infraestructura la ocurrencia de eventos naturales.
Regulación: otro factor relevante
Falkner-Olmedo señala que el ordenamiento territorial se está convirtiendo en una herramienta fundamental para asegurar la sostenibilidad y la resiliencia frente al cambio climático en República Dominicana. La reciente aprobación de una ley de ordenamiento territorial refleja esa transformación de enfoque, que ahora considera aspectos ambientales como la adaptación al cambio climático en la planificación de diferentes sectores económicos, incluido bienes raíces, turismo, la agricultura y las zonas francas.
La representante del BID enfatiza que la adaptación a los eventos del clima es esencial para garantizar la viabilidad a largo plazo de los proyectos inmobiliarios, especialmente aquellos ubicados en zonas costeras vulnerables. Explicó que la planificación urbana debe considerar los impactos potenciales del aumento del nivel del mar, la erosión costera y otros fenómenos atmosféridos extremos al diseñar y construir edificaciones frente al mar, por ejemplo.
República Dominicana, desde hace casi una década cuenta con un plan nacional de adaptación para el cambio climático para el período 2015-2030, donde se detallan sus ejes de estrategia, destacando las infraestructura y técnicas con un enfoque de sostenibilidad ambiental, teniendo en cuenta el cambio climático y la variabilidad.
Este objetivo buscar proteger las obras turística y los ecosistemas, así como la retirada de construcciones hoteleras, muelles o espigones que impidan la dinámica natural de la playa y la reconstrucción o refuerzo de infraestructura de mayor vulnerabilidad climática en áreas turísticas.
Fuente: Forbes.
Foto portada: Forbes.